La boda de Arturo y Blanca en Pachuca, Hidalgo

Estaba inmensamente feliz, nunca creí que ese día llegaría. A partir de ese momento empezó la travesía de preparativos, ahorro, ideas y labor. Todo lo planeamos y organizamos nosotros mismos, los dos trabajamos a tiempo completo y él viaja mucho, solo teníamos los fines de semana para poder ver lugares, tomar decisiones, ver papeleo y requisitos, etc.

Los dos vivimos en el D.F. pero nos gustó un lugar cerca de Pachuca el Restaurante San Pedro Huaquilapan que conjuntaba jardín y salón en un solo lugar que era algo que queríamos. Pero al visitar el lugar la decisión fue definitiva cuando vi la capilla, un lugar no extravagante, pero muy acogedor, a mí me pareció perfecto.

Como todo, no fue nada fácil teníamos mucho estrés y la fecha se acercó tan pronto que unos días antes de la boda seguíamos empacando recuerdos, recogiendo arreglos y comprando cosas para ese gran día y llevándolas hasta el lugar del evento.

Finalmente llegó el día desperté muy temprano para apurarme y que todo estuviera listo mis papás y mi tía iban en el carro conmigo, pero nos encontramos mucho tráfico para salir hacia la carretera lamentablemente llegué 30 minutos tarde a la iglesia

No veía a Arturo y el sacerdote nos forzó para entrar a la iglesia, iba con mi papá y mi mamá de cada lado al final de la fila al entrar a la iglesia vi a toda esa gente que queríamos que estuviera ahí, amigos, familiares, hermanos cuando cada uno iba tomando su lugar todo se iluminó cuando la gente se abrió paso para ver a mi esposo, se veía impresionante con su traje y esperándome con esa mirada hermosa, me dio un beso en la frente y me susurró al oído: te ves hermosa.

La misa fue muy emotiva, cuando nos entregamos las argollas y dijimos nuestros votos, se me quebró la voz al vernos a los ojos y saber que esas palabras iban más allá de "palabras", era nuestra promesa, pacto y destino, todo se complementó con una voz inigualable de una gran soprano: Margarita Rosas Mirafuentes que cantó en nuestra boda.

Cuando salimos fue una lluvia de pétalos rojos y blancos, saludamos a la mayoría de personas y fuimos hacia el salón que convenientemente estaba a solo tres cuadras de la iglesia, al llegar pasamos al jardín y fue nuestra ceremonia civil que festejamos con cocktel.

La fiesta fue increíble, nunca olvidaré la cara de mi esposo, sonriente, divertida y totalmente enamorados. Todo terminó casi hasta las 2:00 a.m.

Ahora como esposos no han cambiado muchas cosas entre nosotros, él sigue siendo mi compañero, amigo, pareja, es mi todo. Sin lugar a dudas puedo decir que es mi complemento en la vida.

Te amo Art mi chaparrito.