Me encanta fotografiar bodas, el conocer a las personas que me contactan como de dónde son, dónde se conocieron, el lugar de su primera cita, su canción favorita, hasta llegar a los motivos que los posicionan a un paso del altar, a estar planeando la boda de sus sueños: el gran día. Independientemente de la nacionalidad, género o sexualidad todas la bodas se envuelven en un halo de magia, cuando dices ¡sí! ¡si quiero compartir mi vida contigo! Nadie puede permanecer indiferente a ese gran momento.

Mi estilo de trabajo es relajado, y la experiencia me ha enseñado algunas formas para ayudarles a mantener la calma cuando las cosas parecen agitadas, sé dónde estar en los momentos precisos para hacer las tomas más espectaculares que reflejen los hermosos detalles que han preparado, así como ubicar mi cámara en segundo plano para hacer fotografías a distancia, y cuando dar un paso adelante para capturar las emociones más profundas.

Ser fotógrafo de bodas es capturar ese momento fugaz, apenas perceptible para la mayoría, e inmortalizarlo en una fotografía, es lo que hace especial y significante esta noble labor.